EL VIAJE A VOLVERSE TERAPEUTA

Grupo Maestría Terapia Familiar

Mayo, 2016

La experiencia de vivirnos como terapeutas ha sido un camino largo y nunca en línea recta, paso a paso, mirar que lo que hacemos y apreciarlo, ha sido viajar yendo de un espacio de menos libertad a uno de mayor libertad. Algo que te acompaña, que te guía, una sensación de menor libertad que es necesaria, para después acceder a un espacio de mayor libertad, donde la experiencia, los conocimientos, la práctica te permiten acceder y gozar de esa vivencia de estar a cargo de los procesos. Ha sido vivirnos yendo de hacer cosas consideradas terapéuticas, a hacer y sentirnos en la práctica más completxs, más dueñxs de nuestro conocimiento, en continuo proceso de aprendizaje pero siendo ya terapeutas.

Caer en cuenta de que estoy incluida, yo cuento en el proceso, en ese momento aparezco como terapeuta ante mis propios ojos. 

El pasaje lo permite la supervisión, menos como supervisada, más libre, sintiendo que ese aprendizaje se ha integrado y que ahora no sigo las directrices de nadie, y a la vez es gracias a eso que lo hago.
Las bases que me permiten entender qué estoy haciendo y por qué lo hago, llevar tu el proceso, que se te dé esa responsabilidad de guiar los procesos, te da esa confianza de saber que lo que estás haciendo es ejercer como terapeuta. Los procesos son ya tu responsabilidad, tienes los conocimientos y construyes los procesos con los consultantes, no con los supervisores.

Conocer mi manera de hacer terapia, generar mi propio estilo, voces que te dicen y te avalan haciéndolo desde tu propio estilo. 

Ponerle nombre a las cosas que hago, a partir de observar lo que haces a la luz de la teoría, vas entendiendo lo que haces, esas guías las dan los maestros y los supervisores. 
Mientras más lo haga más me voy a ir sintiendo terapeuta. Mientras más seguridad tenga sobre lo que hago, dados los resultados que voy obteniendo. Esa seguridad me permite no tener la obligación de saber qué hacer, flexibilidad con los procesos y conmigo misma. Adueñarse de la identidad de terapeuta.
Volverse terapeuta en el hacer, adueñarse de lo que haces, conforme también los maestros te van soltando.
Ser terapeuta es una parte de mí. Soy esto, tengo la capacidad, se hacerlo, es algo que me gusta de mí. Una posible versión de mí, pensarme como terapeuta, que a veces me gusta más o menos, pero no dejo de serlo. 
Un puente que se cruza que te lleva de ser alumna, ser psicóloga, ser estudiante, estoy en formación y eventualmente estaré del otro lado de ese puente.
El grado de complejidad de los casos y sentir que para esos casos cuento con una práctica informada, que sé que es un servicio de calidad lo que estoy ofreciendo y que puedo cobrar por ello, también posibilita esta vivencia. 
Las horas de vuelo a solas ayudan a ese proceso de apropiamiento. 
El viaje 
Conocerte más en el proceso, vivir los procesos, estar puesto en los procesos, caer en cuenta de que estás siendo afectado, tocado por los procesos. Autoconocimiento, lo que me pasa a mí con los temas y los procesos, aclarar tus propias posturas, saber dónde estás parada, para no perderte.
Aprender y después olvidar que lo sabes, que pasa con la confianza de saber que sabes si tenerlo tan presente, la libertad de poder elegir desde todo lo que sabes.
Obstáculos
Los estilos de los supervisores que no te devuelven la sensación de que estás aprendiendo aunque estés fallando. 
Las dudas de que uno va a ser capaz de lograrlo, que los errores, las fallas, los fracasos no son definitivas
Los miedos a perder terreno seguro, a hacer cosas que nunca has hecho, a ser visto, a fracasar.
Ir de tomarte personal las cosas a operacionalizar lo que te dicen y poder ponerlo en práctica, dejando mi identidad fuera.
La auto exigencia y el perfeccionismo han sido obstáculos que desaniman para seguir en el camino, para perseverar en seguir aprendiendo y seguirme atreviendo.
La falta de flexibilidad que no te deja moverte, que te lleva a querer obtener ciertos resultados, que te lleva a maltratarte o exigirte demasiado. 
Las voces de la teoría de lo que tendrías que ser capaz de hacer cuando te conviertas en terapeuta, meterte en la cabeza de alguien, curarlo. 
Aprender a respetar los procesos de las personas, que las personas hagan lo que tienen que hacer y no lo que yo creo que deben hacer.
Mirar que lo que aprendes lo puedes llevar a otros territorios de tu vida, que abarca mucho más de ti que sólo algo aplicado al espacio de la terapia.
En la medida en la que confías y ganas seguridad y flexibilidad, puedes también respetar los procesos y los ritmos de las personas, negociar tus hipótesis sin que ellas te atrapen, más bien incluyéndolas si son necesarias
Hacer coterapia como un andamio que ayuda a cruzar el puente
El reto que implican los temas como la violencia o la enfermedad mental o las adicciones, que conforme los vas enfrentando y trabajando, conforme te pones a estudiar y experimentas, se vuelve un reto que te hace crecer como terapeuta
Hablando con versiones pasadas de nosotras como ayuda a recorrer el camino.
No te desalientes, el proceso implica muchos cambios, dudas, momentos de desesperacion
El camino necesita calma, la prisa por llegar nos aleja del proceso de ser aprendices para querer ser expertos desde el inicio.
El camino necesita humildad, soltar la arrogancia de ya saber hacer cosas para sumergirte en la ignorancia del aprendiz, sabiendo que al final todo se integrará, lo que aprendas y lo nuevo se conjuntarán, nada se perderá porque te coloques como aprendiz 
Para cruzar el puente hay que arriesgarse a soltar lo conocido para retomarlo más adelante. 
Que este documento sirva como algo que dé esperanza, que nos vincule como personas que están o han estado viviendo procesos diferentes, que las personas que somos se solidarizan en las dificultades, en los retos, en los aspectos inacabados, 
Ciudad de México, abril 2016
Elizabeth, Nancy, Darío, Andrea, Paola y Cecilia